Para l@s niñ@s, “Montessori” es aprender a ser autónomo a través de la experiencia, de la práctica, de ka vida, de manera natural, conectando con sus necesidades y conquistando confianza en sí mism@s y autoestima. Para la sociedad “Montessori” es respeto, transformación, es atender al objetivo último de una mujer que vivió las dos guerras mundiales: una educación para la paz duradera y profunda. En Sendas elegimos la filosofía Montessori por su concepción holística del ser humano, su confianza sin límites en la infancia, su atractiva y cuidada puesta en acción que nos vincula al resto del mundo desde lo cercano, su propuesta de conexión con un@ mism@ y su meta de paz, tanto dentro como fuera de nosotr@s. Maria Montessori comenzó a aplicar esta filosofía en Italia, en 1907. Hoy en día, más de 100 años después, su modelo de aprendizaje se ha practicado y extendido a todo el mundo, y estará vigente mientras el ser humano sea humano. Con esta mirada cada persona vive y aprende a su ritmo, al amparo de la Guía, siguiendo sus necesidades e intereses, en el seno de una pequeña comunidad y en un ambiente preparado especialmente para favorecer su desarrollo. Son tres los elementos que hacen que un ambiente Montessori se despliegue:
• “Ambiente preparado”. Cada material es una propuesta de acción, diseñada para cubrir las necesidades y los intereses de l@s niñ@s que están en ese espacio concreto. Les permite usar sus manos, instrumento de inteligencia fundamental según María Montessori, y concentrarse. Los materiales se adaptan a ell@s en cada momento de su desarrollo. El ambiente ofrece seguridad, tanto física como emocional, es sugerente en recursos, quehaceres y belleza y propicia que se viva una atmósfera relajada y activa a la vez.
• Grupo de niñ@s de distintas edades. Ello favorece la creación de una pequeña comunidad de ayuda mutua, estimulando la cooperación frente a la comparación y la competición. Se promueve así una educación para la Paz. Tod@s y cada un@ siguen su propio ritmo de aprendizaje.
• Presencia de la Guía. En un ambiente de libertad con límites claros cada niñ@ puede desarrollar todas sus potencialidades guiad@ por “su maestro interior”, con múltiples experiencias que le cautivan. La Guía se orienta a través de la observación de las necesidades de desarrollo de cada niñ@, ofrece propuestas para satisfacerlas y potencia esa conexión interior de cada persona consigo misma.